5 tips para gestionar a los empleados en remoto

El teletrabajo ha venido para quedarse y es y será cada vez más habitual. Como líder, tendrás que gestionar, más pronto o más tarde, a personas que trabajan desde casa esporádicamente o de manera habitual.

Se habla mucho de las ventajas para empleados y empresas, pero también conlleva grandes retos para los líderes.

Queremos resaltar 5 tips que te ayudaran a dirigir a empleados virtuales.

1. Interactuar con el equipo lo máximo posible

La comunicación continua con los integrantes del equipo, trabajen o no en remoto, hace que se sientan motivados.

Si trabajan en remoto, es fundamental interactuar con los empleados al menos una vez al día, ya sea por email, mensaje, llamada de teléfono o videollamada, para que no se sientan excluidos.

2. Programar reuniones de equipo periódicas

Es crucial programar reuniones de grupo periódicas en directo para favorecer el sentimiento de pertenencia a grupo y ayudar a los empleados a establecer relaciones.

Además, las reuniones de equipo ofrecen a los trabajadores virtuales una oportunidad de aportar sus ideas y aclarar malentendidos.

3. Aprovechar las tecnologías para superar distancias

Hoy en día la misma tecnología que nos permite el teletrabajo se puede emplear para crear comunidad. Utilice herramientas para que haya más interacciones cara a cara y cree espacios en los que los empleados puedan entablar relaciones.

4. No excluir a los empleados en remoto

Es fundamental que les comunique las cuestiones importantes sobre los objetivos, visiones y planes de la empresa; de lo contrario, podrían empezar a sentirse apartados.

Comunique a los trabajadores que están en casa la información relevante para el grupo, no solo en el ámbito exclusivamente profesional. Les ayudará a sentirse parte del equipo.

Hay que hacerles partícipes de los momentos de “informales” que se producen en la oficina.

5. No controlar en exceso

La autonomía es una parte fundamental del atractivo del teletrabajo. El líder debe centrarse en los resultados y los objetivos, y no en la actividad. Siempre y cuando el empleado haga su trabajo bien y a tiempo, su forma de trabajar es irrelevante.

Si no hace bien su trabajo, este comportamiento debe detectarse rápidamente, antes de que afecte a la productividad del equipo.